
CALOR&NEGOCIOS
CALOR&NEGOCIOS
Los constructores antiguos aprendieron a leer el viento, la sombra, la radiación y el agua. De esa lectura surgieron muros gruesos de piedra caliza que amortiguaban el verano mediterráneo, patios andaluces que refrescaban mediante agua y sombra, técnicas árabes que usaban la evaporación para enfriar el aire, viviendas nórdicas orientadas para capturar luz en inviernos prolongados. Aquellas obras no separaban casa y territorio: asumían que habitar es ajustar cuerpo, materia y clima en una continuidad.
Vidrio, acero y hormigón, ahora se despliega desde Miami a Oslo como si el sol, el viento, la humedad, el suelo y la cultura local fueran variables prescindibles. La estandarización encaja con cadenas de suministro globales, manuales de montaje, seguros que premian lo ya probado y carteras de inversión que necesitan activos comparables. La ciudad deja de pensarse para quienes la viven y pasa a diseñarse para quienes la capitalizan.
El cemento, es responsable de alrededor del 8% de las emisiones globales de CO₂, el acero y el vidrio constituyen un trípode industrial con pocos jugadores capaces de controlar extracción, energía, transporte y crédito. La obra civil se vuelve una máquina que transforma caliza, coque, mineral de hierro y gas en flujos financieros previsibles. El costo real (energía incorporada, calor urbano, enfermedades asociadas, obras de drenaje, pérdidas por inundación) se difiere o se socializa. Lo que se privatiza es la renta; lo que se colectiviza es el daño.
Parte del parque edificado actual está diseñado para garantizar demanda energética cautiva.
Fachadas de vidrio mal orientadas, superficies selladas, plazas duras y techos oscuros elevan la temperatura del entorno y obligan a refrigerar. Los aires acondicionados, al expulsar calor a la calle, incrementan el problema que dicen resolver. Se construye, literalmente, una dependencia. Cuando el termómetro sube, gana la eléctrica. Cuando el alcantarillado colapsa, gana la empresa de obra pública contratada de emergencia. Cuando se deteriora la salud por estrés térmico, paga el sistema sanitario, no el balance del promotor.
El asfalto y hormigón absorben radiación y la devuelven lentamente de noche; la pérdida de vegetación elimina evapotranspiración (el aire acondicionado gratuito de la naturaleza); la geometría de calle-cañón atrapa el aire caliente; el tráfico y la maquinaria añaden calor antropogénico. Las consecuencias son islas térmicas que elevan varios grados la temperatura respecto del entorno rural, con picos mortales en olas de calor. Las muertes por hipertermia, los desmayos, la pérdida de productividad laboral y los fallos en redes críticas no son “daños colaterales”: son efectos previsibles de decisiones formales.
A mayor superficie impermeable, mayor escorrentía y mayor caudal pico en menos tiempo.
El agua que antes infiltraba en suelos vivos ahora rebota en explanadas de concreto y corre a una red de drenaje pensada para tormentas medias de otra época. Se rellenan humedales, se encauzan quebradas, se construye en llanuras de inundación, y luego se culpa a la lluvia. Las obras correctoras (tanques de tormenta, colectores sobredimensionados, nuevos diques) llegan después, más caras que haber diseñado desde el principio con porosidad, retención y suelo absorbente.
Vale recordar que ya sabíamos hacerlo mejor. Los qanat persas movían agua bajo tierra sin recalentar la superficie; las calzadas romanas incorporaban drenaje en su propia sección; Teotihuacán articulaba canales y vegetación para estabilizar temperatura y humedad.
La sostenibilidad no es un descubrimiento reciente: es un conocimiento desatendido porque desbarata la rentabilidad de la repetición industrial.
Plazas desnudas y sin sombra desalientan la estancia; las personas migran al interior climatizado de centros comerciales, donde toda interacción se reorganiza alrededor del consumo. Oficinas con pieles de vidrio separan el interior del clima real y normalizan el aire artificial como única respuesta. Grandes viarios y aparcamientos distribuyen el tiempo y la energía cotidiana hacia el automóvil.
La vida pública se vuelve una secuencia de interiores controlados, vigilables y monetizables.
Quien dispone de medios compra climatización, reserva lugares en zonas altas y paga seguros; quien no, afronta la ola con ventilador y balde, y mira cómo el agua arrastra su casa. La forma construida perpetúa desigualdades y fabrica nuevas.
Y aunque las investigaciones ofrecen otras alternativas como materiales con altísimo desempeño térmico, compuestos bio-basados de baja energía incorporada, sistemas inspirados en la naturaleza que gestionan agua y calor con elegancia física, no llegan a la vivienda común porque el circuito de decisiones (normas, seguros, bancos, licitaciones, premios) premia lo conocido. Se enseña a proyectar para impresionar al render, no para bajar cinco grados a la calle a las tres de la tarde. Se evalúa por costo inicial, no por costo de ciclo de vida.
Se valora la “imagen potente”, no la sombra continua ni el suelo que bebe.
El giro es posible y no exige milagros. Exige voluntad. Allí donde se prioriza la sombra, cae el estrés térmico. Allí donde el suelo vuelve a ser suelo, el pico de caudal se aplana. Allí donde la masa térmica se aísla hacia el exterior y se ventila cruzado, la necesidad de máquinas desciende. Allí donde se devuelve el agua a su curso, la ciudad deja de pelear con la cuenca. Pero estas decisiones alteran cadenas de valor; por eso encuentran resistencias: menos metros de vidrio significan menos ventas para ciertos proveedores; más verde vivo implica menos contratos de pavimento; diseñar para durar reduce la rotación de capital.
Mientras el negocio dependa de edificios que calientan y suelos que no absorban, el calor y el agua seguirán castigando. La arquitectura actual ha demostrado con creces que puede producir edificaciones deslumbrantes. Lo urgente es que vuelva a producir sombra, frescor, porosidad y memoria. Que cambie la métrica del éxito: menos kilovatios-hora, menos grados a nivel de calle, menos milímetros de lámina que llegan al colector, menos camas ocupadas por golpe de calor.
Cuando una ciudad decide plantar árboles en serie, abrir el suelo, cambiar pieles opacas por protecciones solares, limitar la altura donde el viento se estrangula y rehabilitar con materiales que respiran, no está “volviendo al pasado”: está afirmando que la vida vale más. Habitar, en última instancia, no es otra cosa que eso: poner la técnica al servicio del cuerpo común. Y en ese orden, cada licencia, cada pliego, cada fachada y cada árbol son un pronunciamiento político.
Si seguimos construyendo calor e inundación, no será por falta de alternativas, sino por exceso de intereses. Si decidimos otra cosa, la ciudad lo mostrará a plena luz… y a buena sombra.
You may also like
Calendar
L | M | X | J | V | S | D |
---|---|---|---|---|---|---|
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 |
15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 |
22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 |
29 | 30 |
Categorías
- #AdornoCroatia
- #ArendtSlovenia
- #bots
- #Brigforaois
- #BrighForaois
- #censura
- #certeza
- #Charles Peirce
- #collapse
- #Conexion
- #Conformismo
- #consciente
- #DiltheyBosnia
- #Dinero
- #doblemoral
- #Drogas
- #ecologismo
- #Educacion
- #Enfermedades
- #FeuerbachMontenegro
- #FichteLatvia
- #GadamerBelarus
- #HabermasLithuania
- #hambredesentido
- #HegelBulgaria
- #HeideggerSerbia
- #HenriLefevbre
- #HusserlSlovakia
- #Inmortalidad
- #Internet
- #JaspersAlbania
- #KantPoland
- #Lobbistas
- #manoinvisible
- #MarcuseMoldova
- #MarxCzechia
- #masculinidad
- #Nadiesesalvasolo
- #NietzscheRomania
- #nuevamasculinidad
- #pensamientocritico
- #Persistencia
- #Resistencia
- #Resistenciacotidiana
- #Retropop
- #RickertKosovo
- #Salvacion
- #SchellingEstonia
- #SchlegelNorthMacedonia
- #SchopenhauerHungary
- #Semiconductores
- #SloterdijkUkraine
- #Soledad
- #sostenibilidad
- #Sustentabilidad
- #United Fruit Company
- #VEneno
- #Willard van Orman Quine
- analisis cultural
- Ciencia _Ficcion
- colapso
- cultura contemporanea
- John Gosss
- Marc Augé
- ontotecnologia
- Uncategorized
Deja un comentario Cancelar respuesta